El entrenador argentino del Olympique de Marseille renunció a su cargo tras la primera jornada del campeonato al considerarse traicionado por la presidencia del club.
El 8 de agosto de 2015, tras el partido Marsella/Caen, Marcelo Bielsa anunció que acababa de entregar su renuncia al presidente del OM Vincent Labrune. En efecto, mientras que ambas partes habían llegado a un acuerdo sobre el nuevo contrato propuesto al carismático entrenador argentino, el club decidió a última hora modificarlo. Hombre de principios, Bielsa no soportó la falta de respeto de la palabra empeñada.[1]
¿Quién es Marcelo Bielsa?
Personaje atípico en el mundo del fútbol, Marcelo Bielsa es ante todo un intelectual y un apasionado que se compromete cabalmente en su vocación, que consiste en preconizar un hermoso juego ofensivo que llena de alegría a los aficionados. Nacido en 1955 en Rosario, abraza rápidamente la carrera de entrenador tras su carrera de futbolista profesional. Fue sucesivamente entrenador del club argentino de Newell’s, con el cual consiguió el título nacional, de la selección argentina con la que ganó los Juegos Olímpicos en 2004, del equipo nacional chileno de 2007 a 2010, cuyo juego revolucionó, lo que le permitió ganar la Copa América en 2014 bajo la dirección de su hijo espiritual Jorge Sampaoli, del Athletic Bilbao en España entre 2011 y 2013, donde alcanzó la final de la Copa nacional y de la Liga Europa.
En todos los países donde ejerció consiguió la unanimidad a su favor, tanto entre sus colegas como entre los hinchas. Así, fue nombrado mejor entrenador de Argentina, de Chile, de América del Sur, de España y de Francia. Pep Guardiola, mítico entrenador del FC Barcelona con el cual ganó todos los títulos posibles y actual entrenador del Bayern de Múnich, se muestra elogioso con él: “Estamos delante del mejor entrenador que hay actualmente en el planeta”.[2]
Las razones de su renuncia
Vincent Labrune ya había faltado a su palabra el año pasado cuando hizo promesas de reclutamiento que no mantuvo, lo que suscitó la ira de Marcelo Bielsa. De los doce jugadores que deseaba entonces el entrenador ninguno vino. En vez de ello, la presidencia del club decidió contratar a otros profesionales sin concertación alguna con el técnico argentino. En una memorable conferencia de prensa el 4 de septiembre de 2014, Bielsa criticó las mentiras de Labrune y no renunció por milagro: “El Presidente tomó compromisos conmigo que sabía que no podría cumplir. Si me hubiera dicho la verdad desde el inicio, la hubiera aceptado. En caso contrario, me genera rebeldía”.[3]
Afectado por ese episodio que rompió el lazo de confianza entre Marcelo Bielsa y Vincent Labrune, las relaciones entre ambos hombres fueron distantes a lo largo de la temporada 2014-2015 y las negociaciones para renovar el contrato del entrenador argentino se anunciaban difíciles. Ante esos antecedentes, el presidente Labrune no tenía derecho a equivocarse otra vez.
Las discusiones entre ambas partes tuvieron lugar entre mayo y julio, directamente entre Bielsa y Labrune, sin intermediarios, y se consiguió finalmente un acuerdo de prórroga del contrato hasta 2017. Conviene recordar que aunque su contrato anterior venció el 1 de julio de 2015, Marcelo Bielsa prosiguió su misión y se comprometió plenamente en la preparación de la temporada 2015-2016 observando a no menos de 30 jugadores a razón de 15 partidos por elemento durante sus tres semanas de vacaciones en Argentina.[4]
“Todo estaba claro para que no se tocase ninguno de los puntos acordados” y “sólo faltaba la firma”, según el argentino. No obstante a última hora, el 5 de agosto de 2015 exactamente, o sea tres días antes del inicio de campeonato de Francia, Philippe Pérez, director general del OM, e Igor Levine, abogado representante de la propietaria del club Margarita Louis-Dreyfus, informaron repentinamente a Marcelo Bielsa de que deseaban modificar algunos puntos del contrato. Precisaron que actuaban en nombre de Vincent Labrune, extrañamente ausente de la última cita que debía formalizar el compromiso mutuo. Rompieron así un acuerdo que había necesitado tres meses de negociaciones, violando otra vez la palabra empeñada.[5] Semejante falta de consideración hacia la persona más importante del club es difícilmente explicable, a menos que el objetivo maquiavélico fuera librarse del rebelde y popular entrenador sin suscitar el enojo de los hinchas. Con razón, Bielsa recibió eso como una afrenta a su persona y no podía seguir trabajando en esas condiciones.
Dejar el Olympique de Marseille, donde lo adoraban los hinchas que apreciaban en él al revolucionario del fútbol, al anticonformista fiel a sus ideas de juego, al hombre que siempre ha respetado al pueblo, no fue fácil para Marcelo Bielsa. En apenas un año, suscitó la esperanza entre los amantes del único club francés que ganó la Champion’s League proponiendo un espectacular juego ofensivo y valorizando a un grupo en el cual varios jugadores fueron cedidos luego por más de 20 millones de euros.
El argentino rechazó propuestas astronómicas “que triplicaban [su] salario” para seguir en Marsella. El entrenador del OM amaba al club, la ciudad y sobre todo a los aficionados. Sólo los cínicos pueden pensar que un hombre de principios como Bielsa puede renunciar a su cargo sin estar profundamente afectado por la situación. “Continuidad en el OM, le puse toda mi dedicación y mi ilusión. Siempre estuve trabajando alrededor de mi continuidad porque lo quería hacer y me generaba placer”, recordó en su última conferencia de prensa.[6]
Su crítica de los medios de comunicación
Los medios de comunicación se ensañaron con él, usando los peores calificativos. En realidad la prensa nunca le ha perdonado su franqueza ni el hecho de que Bielsa señalase varias veces sus derivas. Así, a un periodista que se asombraba de que los entrenamientos tuvieran lugar a puerta cerrada, su respuesta fue incisiva y aprovechó la ocasión para denunciar el papel pernicioso de los medios en la sociedad:
“La verdad es que a ustedes lo que pasa en el entrenamiento no les interesa. Sí les interesa ver si pueden percibir algún conflicto para amplificarlo. El contenido del entrenamiento no les interesa. Voy a hacer lo necesario para que puedan ver un entrenamiento semanal. Cuando yo trabajaba en Chile, me hacían requerimientos similares a éstos. Entonces yo accedí. La explicación fue que querían informar sobre el contenido de los entrenamientos. Cosa que no es cierto. Porque a ustedes no les interesa evaluar lo que pasa en el entrenamiento y vincularlo con el juego. Es muy útil que el público sepa que ustedes quieren ver los entrenamientos para ver si pueden amplificar algún problema de relación que exista dentro del grupo. No estoy prejuzgando. Hace 30 años que contacto con los medios de comunicación y sé perfectamente cómo funcionan. Nunca hay un comentario de ningún medio de prensa sobre el contenido de los entrenamientos. El porcentaje nunca supera el 3% o el 5%. Nunca hay artículos para correlacionar la preparación y los efectos de la preparación en el juego. A mí lo único que me interesa es que el público sea más culto. […] Tengo una visión de los medios de comunicación. La calidad de la sociedad mundial indica claramente cuál es el efecto de los medios de comunicación: las personas somos cada vez peores y los valores que nos determinan son cada vez de menor estatura moral. Eso es transversal en todos los sectores de la sociedad. […] El público está adiestrado para el triunfalismo. Si nosotros preguntáramos a todos los presentes si es verdad o si es mentira si lo único que vale es ganar en esta sociedad todos diríamos que es cierto. […] Los seres humanos reciben las ideas con los medios de comunicación mucho más que cualquier estructura formal educativa”.[7]
Los amantes del Olympique de Marseille, el campeonato de Francia y el fútbol echarán de menos a Marcelo Bielsa. Forma parte de esos personajes que no dejan a nadie indiferente. “El Loco” no traicionó a los hinchas al renunciar a su cargo. Es sencillamente un hombre íntegro como existen pocos en el mundo del fútbol, que sólo se somete a lo que le dicta su ética y es fiel a sus principios y a cierta concepción del honor.
Salim Lamrani
Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba, the Media, and the Challenge of Impartiality, New York, Monthly Review Press, 2014, con un prólogo de Eduardo Galeano.
http://monthlyreview.org/books/pb4710/
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